Una oportunidad histórica

Es fundamental y urgente una Nueva Constitución, que abra paso a una nueva organización política para la sociedad chilena, un nuevo Estado.

Eduardo Contreras. Abogado. 21/10/2020. Nuestro país vive hoy una situación insostenible y riesgosa. Desde luego respecto del manejo de los recursos del Estado, mucho más tratándose de la época difícil que se vive en todo el mundo. En tiempos de la pandemia los gobiernos de los diversos Estados destinan la mayor parte de los recursos económicos a la Salud, la Educación, la Vivienda, la Previsión Social y a los ingresos de los sectores de más bajos salarios. Pero el actual gobierno chileno no actúa del mismo modo. Un ejemplo concreto es que entre la Inteligencia, la Cultura y el Arte por una parte y la Estulticia y la Fuerza bruta por otra, opta por esta última.

No hace mucho que se despachó por los poderes estatales la aprobación de la entrega de miles de millones de pesos de los recursos públicos para los llamados “gastos reservados” de las instituciones uniformadas sin siquiera una revisión acusiosa de la rendición de cuentas. Debe subrayarse que sólo el Ejército se lleva el 33% del total anual de los fondos destinados a estos “gastos reservados”

Esto sucede en un país como el nuestro en que se han producido gravísimas irregularidades, todas suficientemente comprobadas por los tribunales. No olvidemos que en el presente hay dos ex Comandantes en Jefe procesados judicialmente por el delito de “malversación de gastos reservados” En la causa judicial está consignado el Informe de la Policía de Investigaciones en el que se da cuenta de la repartija de dineros en sobres cerrados, operativo llamado “el billetaje”. Además de los altos oficiales, el número de procesados se acerca al centenar.

Todo sin olvidar los altísimos sueldos, pensiones y otros beneficios materiales gratuitos como casa, auto, chofer, etc.,de que goza la oficialidad.

Mientras, paradojalmente por los mismos días el gobierno anuncia para el próximo año 2021 una reducción del orden del 25% del presupuesto anual destinado al ámbito de la Cultura y el Arte.

Para que tengamos una idea del daño que tal medida produce, debe señalarse que cerca de 300 profesionales, con muchos años de estudio y de desempeño de práctica profesional, quedarán cesantes si no se impide este atentado a la inteligencia.

Las instituciones gravemente dañadas serán la Orquesta Sinfónica Nacional, el Ballet Nacional chileno, el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile y la Camerata de la misma Universidad.

Queda claro que a un gobierno de derecha, reaccionario como este de Piñera, no le interesa la Educación y mucho menos el Arte y la Cultura.

A la par mientras ocurren estos hechos lo que sucede día a día y desde hace ya buen tiempo no augura tiempos mejores. Los medios de comunicación dan cuenta de sucesos graves como cuando nos muestran a un carabinero empujando desde las alturas a un joven hacia el río Mapocho a la altura de calle Pío Nono, irónicamente frente a la Escuela de Derecho, una ciencia que no es precisamente respetada por los uniformados. O cuando vemos la imagen en que los carabineros, lanzan un fortísimo chorro de aguas desde su carro especial con el que botan brutalmente al suelo desde su silla de ruedas a un inválido que tuvo la mala suerte de estar en el lugar.

A lo anterior debe añadirse los montajes que arman los uniformados para ocultar la verdad de sus abusos, los que tratan de encubrir mediante operativos comunicacionales y el apoyo de la prensa controlada por los mismos dueños del poder económico. Sin olvidar las provocaciones y sesgadas amenazas a la Fiscal que investiga seriamente algunos de los delictuales atropellos de la policía  uniformada. Una Fiscal a la que, por supuesto, también agrede y ofende un personaje rayano en el ridículo y también con antecedentes penales como Moreira.

Con mucha razón una reciente Declaración Pública del Colegio de Periodistas condenaba estas violaciones a los derechos humanos. Pero ¿hasta cuándo todo esto?

Debe tenerse presente el hecho de que mientras las instituciones de la Defensa y el Orden en otros países, como España por ejemplo, se han dedicado durante toda la pandemia fundamentalmente a cooperar con las acciones de protección de la Salud pública, atención en poblaciones y centros asistenciales, acá se dedican a la represión brutal contra un pueblo que reclama por sus legítimos derechos.

La razón de esta situación trágica no  es sólo que haya un gobierno de derecha, lo que sin duda es muy importante. De hecho, el gobierno de Piñera no ha tomado medida alguna para controlar los excesos.

Pero lo de fondo es que las instituciones de uniforme de nuestro tiempo son las que estructuró y  moldeó la siniestra dictadura cívico-militar que encabezó ese lamentable y siniestro personaje que fuera Augusto Pinochet. Una dictadura impuesta por orden y financiamiento del gobierno de los EEUU de Norteamérica y llevada a cabo por los sectores más reaccionarios y anticomunistas de nuestro país, que como bien sabemos, no fueron, ni son,  sólo los de la derecha clásica..

Desde entonces, desde la dictadura, no ha existido ningún proceso de modernización, de reestructuración de las llamadas “fuerzas de Orden y Seguridad” ni de las de la Defensa. Es la vieja escuela de los golpistas, la de los que destruyeron la democracia de este país. Hoy con el resultado de niños ciegos, jóvenes torturados, prisioneros durante muchos meses. Son los mismos uniformados que disparan perdigones y bombas lacrimógenas en las poblaciones. Es una generación de uniformados que no conoció la democracia. Nacieron y se formaron en el marco de una sociedad dispar, irracional, producto del fascismo implantado el 11 de septiembre de 1973. No nos extrañe que hoy encarguen tareas “de inteligencia” a quienes no la tienen. Ni que haya uniformados que ganen millones y millones, que tengan negocios de diverso tipo y que viajen por el mundo.  Es la realidad que sufrimos.

Por eso que es fundamental y urgente una Nueva Constitución en Chile, que abra paso a una nueva organización política para la sociedad chilena, un nuevo Estado que administre los recursos nacionales en favor de las mayorías. Que invierta en Salud, Educación, Cultura, Arte, Vivienda, Transporte, Previsión.

Tenemos una oportunidad histórica. No la perdamos. El “Apruebo” y la “Convención Constituyente” formada sólo por aquellos ciudadanos que sean elegidos democráticamente, pueden abrir las puertas a una vida nueva para las chilenas y chilenos.